jueves, 5 de julio de 2012

Jean Meslier


De entre la turbamulta de personajes extraños dedicados a la extraña tarea de escribir destaca la figura de Jean Meslier (1664-1729). Jean fue mandado al seminario y tomo las órdenes sagradas en 1689, fue destinado a Etrepigny, en Champagne, donde ejercería el sacerdocio durante cuarenta años. Salvo un incidente con una aristócrata local nada hay de reseñable en su vida, vivía en la pobreza y repartía lo poco que tenía con los pobres locales. Nunca hubo quejas o problemas con su persona y él parecía satisfecho con el destino que le había tocado en suerte. Sin embargo, todo esto quedó trastocado cuando murió, ya que en su casa apareció un voluminoso manuscrito de 633 páginas que darían la vuelta a la historia del pensamiento europeo. El volumen había sido escrito en secreto, ya que su contenido era altamente peligroso. Acabado el día Jean, ya un anciano de sesenta años, cada noche escribe unas cuantas hojas a la luz de las velas y a salvo de las miradas que le pueden llevar a cadalso. Sabe que su tarea es para la generaciones venideras, sabe que no vera el libro publicado en la vida y sabe que va a morir dentro de poco. A pesar de todo ello no ceja en su empeño. El libro tiene varios nombres, “Memoria contra la religión”, pero es más conocido como “Testamento”, dado que aquellas páginas era su última voluntad y también lo que legaba al futuro. El “Testamento” es el primer libro de la historia del pensamiento occidental que defiende de manera rotunda el ateismo, un curioso pensamiento para alguien que ha dedicado su vida al sacerdocio. Meslier es el primer pensador que nos muestra un universo en el que no cabe la figura de Dios: “Sabed que todo lo que está ocurriendo en el mundo en relación con el culto y la adoración de los dioses no es sino un error, un abuso, una ilusión, mendacidad y traición; que todas las leyes y ordenanzas publicadas bajo la autoridad de Dios o de los dioses sólo son invenciones humanas, igual que todos los hermosos espectáculos y fiestas y sacrificios y todas las demás prácticas y devociones en su honor”. No contento con eso, cuestiona también el orden social. Lo sabe todo sobre la pobreza de los campesinos, el hambre cotidiana y la brutalidad. Tampoco ignora la clase de hombre mermado que crea el trabajo duro y la ignorancia. Las páginas de Meslier están escritas con la furia del hombre obligado al disimulo, al secreto, a callar, a mantener la cabeza agachada y que, de pronto, vuelca toda su rabia contenida en 633 páginas que hacen que su vida cobre sentido. “Los sacerdotes están confabulados con los magistrados, la nobleza, los abogados, los alguaciles, gente que sabe que pueden mantener sometido al pueblo, y viviendo de la servidumbre, sólo si le hace temer el castigo eterno a las transgresiones temporales o el castigo incluso por defender sus intereses”. Olvidado hoy, casi tanto como lo estuvo mientras vivía, su mensaje esta todavía presente.