viernes, 20 de febrero de 2009

El Desvío (“Detour”)


En 1945 Edgar G. Ulmer realizó con un presupuesto ínfimo una película de serie B que se rodó en seis días. La duración final de la película apenas superaría la hora, en concreto, era de 67 minutos. Si había una película predispuesta al olvido y al fracaso esa era “Detour”. Los actores desconocidos, el guión de segunda fila y para rematar un director expulsado de los grandes estudios Universal al que sólo le estaba permitido hacer películas de bajo presupuesto. Contra todo pronóstico, su destino sería la de convertirse en una de las grandes películas de la historia del cine. En 1992 la Biblioteca del Congreso norteamericano la declaró entre las 100 mejores películas de la historia. Curiosa suerte para una película que versa sobre el destino y la mala suerte.
A lo largo del metraje se narra la historia de un músico de jazz (Tom Neal) que se encuentra con una turbulenta mujer (Ann Savage) que le llevara al asesinato y la degradación. El mundo que refleja es un lugar sórdido de parajes desérticos, carreteras inacabables, moteles de carretera y personajes sin futuro. Un universo que parece regido por la afirmación de Hobbes de que la vida es brutal, corta y desagradable.
Si la historia que se contaba en la pantalla era triste la que había tras ella lo era aún más. Los principales integrantes del reparto sufrirían una suerte adversa, como si una maldición se hubiera cernido sobre todo aquel que participó en la película.
El director Edgar G. Ulmer había tenido un gran éxito inicial con Santanás, una gran producción de la universal de 1934, pero sus relaciones amorosas con la mujer de un directivo de la Universal le conducirían a la serie B, el fracaso y, finalmente, a la indigencia.
Tom Neal no debió tener problemas para interpreta al perdedor protagonista, ya que eso es lo que fue en la vida real. Al igual que en la película cometería un asesinato y acabaría en prisión.
Ann Savage había sido una Pin up de cierta popularidad durante la guerra mundial pero su suerte se estaba acabando. Rodaría unas cuantas películas más de segunda fila y abandonaría la meca del cine dejando allí sus ilusiones de éxito, riqueza y fama.
“El destino o algún tipo de fuerza misteriosa, puede colocar el dedo sobre ti o sobre mí sin razón aparente alguna”, decía el protagonista de la película. Tal vez ese fuera el sino de todos ellos, que cuando rondaron la película no sabían que deberían temer la mano de un destino inmisericorde.

3 comentarios:

  1. Enhorabuena Pedro por el blog y por esta primera entrada, que me parece interesantísima, incluso para gente poco cinéfila como yo.

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  2. Hola Pedro, enhorabuena por el blog, voy a ver si puedo ver la pelicula y te voy dejando comentario,jeje, gusto en encontrarte tambien en la red.

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  3. ¡¡Enhorabuena!! Un gustazo leerte también por aquí por dos motivos: por tu estilo como escritor (que lo eres), y por tus interesantísimos comentarios.
    Me gusta el cine también, aunque esta peli no la he visto. A ver si la conseguimos alguno y la pasamos...
    Deseo que, como tu homónimo, consigas ese "Óscar".

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