martes, 21 de junio de 2011

MIDNIGHT IN PARIS




La última peli de Woody Allen resulta ser una simpática película a medio camino entre la comedia y el romance. En ella se nos presenta a un atribulado norteamericano que desea vivir en París y sueña con haber vivido en la etapa de oro de los años veinte cuando escritores como Scott Fitzgerald o Hemingway estaban inmeros en el bullente mundo intelectual de la época rodeándose de artistas de vanguardia, entre ellos, Dali, Buñuel, Picasso, Man Ray, etc.
El sueño se hace realidad cuando a medianoche un coche se presenta en una de las calles de París para conducirle a esa edad de oro que tanto idealiza y que reflejó Hemingway en su obra París era una fiesta.
A mi juicio, la película trata dos temas de interés. Uno es la falsedad del mito de la edad de oro. Nunca han existido épocas maravillosas y fascinantes, todas las anteriores son un poco como la nuestra, con virtudes y defectos que se repiten de una manera casi idéntica generación tras generación.
Hoy en día muchos critican el culto al éxito y al dinero, como si eso fuera una novedad y no una constante en la sociedad desde las primeas ciudades edificadas en Sumeria. Me llamó la atención como al consultar periódicos del principios del siglo XX para documentarme en una de mis novelas, aparecían los siguientes temas: la juventud va a la deriva y no tiene objetivos, el sistema político es poco representativo, hay una gran corrupción, la situación económica es precaria, la educación está degradada, …no sigo, pero creo que con esto ya se dará cuenta el lector por donde iban los tiros en 1911, una época que está considerada la edad de plata de la cultura española.
El otro gran tema es el de los amores improbables. El protagonista está a punto de casarse con una mujer con la que tiene poco o nada en común, sin embargo, el deseo, la rutina y la inercia parecen conducir a una relación que lleva directamente hacia ninguna parte.
No es una de las mejores películas de Allen, pero se deja ver bien. La crítica, como a todo cineasta consagrado, lo pone por las nubes. No la hagan caso, sólo es una agradable película que proporciona un agradable entretenimiento y que le puede hacer a uno pensar, lo que no es poco.

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