miércoles, 2 de febrero de 2011


CONVERSACIONES CON UN VERDUGO

Leo con interés el interesante libro de Kazimirc Moczarski Conversaciones con un verdugo en que nos retrata la peculiar psicología de Jurgen Stroop, el criminal de guerra nazi responsable de la aniquilación del gueto de Varsovia. Moczarski, un resistente polaco encarcelado por los comunistas tras la guerra, comparte celda con el durante casi un año, hecho que le sirve para mostrarnos como era y qué pensaba al tiempo que nos desvela su vida. Un demonio como yo debe reconocer que Jurgen cae bien, es racista, autoritario, machista, xenófobo, militarista, mujeriego, fumador y un montón de cosas que le condenarían hoy en día a la exclusión social y al infierno progre-laico. Sin embargo, por paradójico que parezca, lo que más me llama la atención es la modernidad que desprende el personaje. Me explico.
En la actualidad Jurgen sería una estrella imbatible en uno de esos partidos que por misteriosas razones que no llego a discernir utilizan en su nombre el adjetivo de Popular u Obrero. Si no me creen vean el perfil del sujeto. Jurgen no es muy listo, no tiene oficio ni beneficio y carece de cultura. No es un tipo audaz que se haya jugado la vida en los tiempos duros en que el partido nazi era un grupo de idealistas pirados y agitadores visionarios. De hecho, se afilia en 1932 cuando todo tipo de arribistas se acercan al partido a ver si pueden sacar algo.
Como se puede ver, es un hombre mediocre que tiene poco que ofrecer. Ni siquiera ha tenido un papel destacable durante la primera guerra mundial, al no ser que se valore de manera positiva una notable habilidad para escaquearse de la primera línea de fuego.
Todo esto no va en perjuicio de que trepe de manera imparable hasta alcanzar el grado de Teniente General de las SS. Tal vez sea un hombre mediocre pero es servil y tiene cierta capacidad retórica. Aunque no es muy culto, sabe que tampoco necesita la cultura para nada, le basta con tener una verborrea imparable hilvanada con cuatro lugares comunes que repite machaconamente mezclados con consignas y muletillas. Si a esta verborrea unimos el culto al Jefe y una lealtad inquebrantable a los principios de la Causa (variables según el momento y el Jefe) tendremos un retrato de cualquiera de los politiquillos que sufrimos hoy en día.
Si hay alguien que dude aportaré un dato más: una vez alcanza el poder Jurgen cobra un gran sueldo al que le acompañan coches oficiales y residencias lujosas, frecuenta restaurantes de lujos y lleva una vida muelle. Un adelantado a su época.

1 comentario:

  1. Admirable. Rozar el libro para despertar interés, hacer una interpretación personal enlazando con el presente, no destripar ni convertirse en vendedor sin comisión. Me parece el camino correcto. La entrada anterior atufaba demasiado a quien tú y yo sabemos. Enhorabuena.

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